"He aquí el cuento de un viejo y decrépito maestro Zen luchador...
Un joven brillante luchador, le ruega a su viejo maestro que lo lleve consigo y le enseñe los noventa y nueve trucos que sabe.
El anciano le dice... "mirame, estoy viejo y decrépito y no estoy interesado".
El joven sigue fastidiando al anciano, que le dice: "Mira hijo, ya soy frágil y para cuando te enseñe los noventa y nueve trucos, me retarás, siempre lo hacen y, sinceramente, me harás picadillo".
"Por favor, maestro, por favor", le implora el joven. "¡Prometo que nunca lo retaré! Oh... por favor, enséñeme los noventa y nueve trucos".
A regañadientes, el anciano le enseñó hasta que el joven aprendió los noventa y nueve trucos. El joven se convirtió en un luchador famoso, y un día llevó a su maestro a un cuarto, cerró la puerta y lo retó.
El anciano dijo: "Sabía que harías esto, es por eso que al principio no quería enseñarte".
"Vamos anciano, aqui sólo estamos tú y yo", dijo el joven; "Veamos de qué estás hecho".
Comenzaron, y de inmediato el anciano lanzó por la ventana al joven. El maltrecho muchacho, lamentándose desde la calle allá abajo decía: "¡Tú no me enseñaste ese!".
"Ese fue el número cien", le contesto el anciano....
Hay cosas que solo la vida y la experiencia te enseña... y siempre se está aprendiendo...